martes, 23 de agosto de 2016

De la llanura de Cella, al cielo de Teruel.

Regresaban los santacolomas maños, triunfadores, a la Feria de Cella. Cetro novilleril en Aragón, oasis de nuestra tierra. Primera del serial, mixto. De la Familia Marcuello, cárdenos con morrillo negro, inmensa herida. Primero y quinto en el orden de lidia. "Borroso" para el recuerdo, "Palmero", para la historia.

 
Abrió la tarde en el coso cellano "Borroso". Bonito. Noble y de gran clase en sus embestidas, calidad le llaman. Hocico de albero, profundo por ambos. Almíbar en la tela templada de Luis David Adame, en víspera de alternativa. Faena larga, de distancia y circulares eternos.
 
Desorejado, "Borroso", nº53, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Sonaría la jota al asomar "Palmero", la de los toros, para cerrar la tarde. De sien estrecha, astifino, nº22 en el costillar. Empujó, fijo en el peto, hasta donde termina el albero. Bravo. Exigió en el primer tercio, se hizo dueño en el segundo. A más y mejor en el tercero, muleta bisoña pero meritoria de Sedano Vázquez en su debut, de Castellón también. De Jonathan a Jonathan, Varea en el tendido, "Quejoso" en vena. Un sueño. Pronto y repetidor, de medios y de mando. Emoción. Labor ardua, faena larga, embistiendo aún estaría.

   
Lo pidió el pueblo, y asomó el naranja que indultó a "Palmero". Dos orejas y rabo simbólicos, en las llanuras de Cella, donde allá por el siglo XII y en plena Reconquista, la desobediencia de los guerreros del rey Alfonso II, forjaron historia y leyenda siguiendo a un toro bravo al que acompañaba una estrella desde el firmamento. Señal que, según ellos, pues lo habían visto en sueños premonitorios, marcaba el sitio donde escribir la historia: Teruel. De grana y oro tu cielo, para siempre. Lugar del toro, ...y de la lágrima que no cesa.