Sucede que a veces nunca se entiende el valor de algo hasta que se convierte en un recuerdo, un recuerdo llamado "Quejoso", historia viva de la tauromaquia y la cabaña brava aragonesa. Único y célebre. Juntos, en el tendido esta vez, José Marcuello y Jonathan Varea. Ganadero y torero grande, de los que prefieren quitarse antes que mentir o vender pena, honradez se llama. Mismo día y a la misma hora, diez años después nuevamente ambos entre ovaciones. Felicidades Torero. Y es que durante el festejo se levantó el pueblo, sin oficialidad, sin orden ni guion, espontáneo y natural, por derecho y de frente, como se le anda al toro y a la vida, y soberano dejó claro que pretender omitir la historia es ofender a una tierra y a sus gentes. De pellizco en el alma y relámpago en vena, gracias a todos, de lágrimas para llorar porque valió la pena. Los Maños y José Marcuello en su Plaza, que la es y la seguirá siendo siempre, porque la memoria no se compra, y la dignidad no se vende.